De la necesidad y la dignidad
Una necesidad real, sentida y compartida da origen al grupo de investigación Valores Musicales Regionales. Como músicos, pedagogos, intérpretes, compositores y arreglistas advertíamos la necesidad de conocer sobre las músicas que han nacido entre nosotros o nos llegaron de otras culturas, de otros continentes; de esas que hemos apropiado y se han transformado en nuestro país.
¿Qué podríamos decir sobre las músicas indígenas, del legado sonoro de culturas africanas, de las tradiciones hispano-árabes o de las múltiples fusiones que han ocurrido a lo largo de 520 años en esta historia mestiza del territorio que hoy conocemos como Colombia? ¿Por qué el vallenato se acompaña con acordeón y la cumbia con gaitas o cañas de millo? ¿Por qué en la Región Andina florecieron los instrumentos de cuerda pulsada y en el Pacífico se cantan los alabaos a capella? ¿Cuándo aparecieron estos géneros musicales y a cuáles comunidades de nuestro país representan? Y en últimas, ¿Para qué le sirven esas músicas al país? Formarnos como músicos no fue suficiente. Las herramientas que nos dieron para interpretar los instrumentos, para dictar una clase, para analizar una partitura se quedaban cortas a la hora de entender lo que cada comunidad en cada localidad o en cada región hilaba desde su modo de vida y su imaginario sonoro; para descifrar lo que la historia tejía entrelazando las hebras de una población a otra, de una región a otra, de una época a la siguiente.
La necesidad de indagar nos mostró una realidad dura y vergonzosa: en Colombia poco se habían estudiado científicamente las músicas de las diversas culturas que conforman el país, y las universidades ni ofrecían formación en etnomusicología ni formaban investigadores que, desde lecturas interdisciplinarias y despojados de un colonialismo academicista, profundizaran sobre el qué, dónde, cómo y para qué de estas manifestaciones tradicionales y populares llenas de vida.
Ese panorama nos llevó a pensar en estrategias para enfrentar esta dificultad histórica. En primer lugar, hacer escuela, es decir, buscar la manera de formar recurso humano que garantizara que en el país tuviéramos investigadores musicales que analizaran la música como un hecho cultural que va más allá de lo que suena. Surge entonces, en 1975, para servir a los pregrados en música de la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia, la cátedra de etnomúsica bajo la orientación de María Eugenia Londoño; esta materia brinda la oportunidad a los estudiantes de conocer, apreciar y aprovechar esa herencia cultural musical, patrimonio de todos los colombianos. La cátedra se vuelve núcleo para la segunda estrategia: conformar un grupo de investigación. Varios estudiantes y profesores de la Universidad de Antioquia nos pusimos de acuerdo para trabajar y aprender juntos; decidimos acompañarnos unos a otros y aprender haciendo. Lo hicimos por necesidad y por dignidad, porque creemos en Colombia, en nuestra gente y en su diversidad cultural, porque estamos convencidos de que el conocimiento es un derecho y es uno de los pilares del progreso del país, y porque es nuestro compromiso reconocer, valorar y aprovechar lo que somos y lo que vamos siendo. Formar recurso humano con calidad ha sido, sin lugar a dudas, la tarea más importante del grupo.
En 1991 fundamos nuestro grupo Valores Musicales Regionales, desde el cual compartimos una experiencia de vida y de trabajo científico; estudiamos las músicas populares y tradicionales de Colombia; nos acercamos a las comunidades indígenas, afrocolombianas, mestizas y mulatas, rurales y urbanas; hacemos investigación etnomusicológica y, desde los resultados obtenidos, desarrollamos ideas para que Colombia se mire en el espejo sonoro de sus múltiples relatos hechos música.
La música, espejo de nosotros mismos
Si nos ponemos a pensar en la música, tal vez las primeras palabras que vengan a nuestra memoria sean diversión, compañía… quizás el nombre de algún instrumento, cantante o agrupación que nos guste. Pero la música es mucho más que eso porque hace parte integral de nosotros, de nuestra cultura. Ella no solo está presente en el disco, en el concierto o en la rumba del fin de semana; ella es un medio, una herramienta para que las personas en todo el mundo y a lo largo de la historia expresemos lo que nos sucede, positivo o negativo. Ella, la música, ha traspasado todos los espacios donde vivimos desde el nacimiento hasta la muerte, el amor, la alegría, la tristeza, el duelo, el trabajo, el descanso, las fiestas… es decir, acompaña la vida. En la actualidad, y en muchos casos, la música se convierte en fuente importante de trabajo, ligada al turismo y a la industria cultural.
La música es energía en movimiento, se constituye en comunicación permanente y logra comunicar muchas cosas. Podemos comparar la música con el habla, porque es posible hacerla sin necesidad de saber escribirla, incluso muchas personas pueden componerla sin necesidad de saber leer. Así como existen muchos idiomas, existen muchos tipos de música, cada uno construido por una cultura particular que ordena los sonidos, el ritmo, los timbres… y como resultado, de acuerdo con sus ideales sonoros, van apareciendo variedad de instrumentos, de músicas y maneras de hacerlas; porque lo que suena también tiene estrecha relación con el entorno geográfico (selvático, fluvial, rural, urbano), con la época, con la historia de cada grupo social y con el desarrollo de conocimientos, saberes, técnicas y tecnologías propios de quienes los producen. Por eso, para comprender esa organización social es necesario estudiar lo sonoro, y también lo que la música produce y lo que ella significa en cada momento específico de la vida de la comunidad. Porque la música impacta profundamente a las personas y las relaciones humanas.
Igualmente, es necesario saber que la esencia de la música está en los portadores. No nos podemos quedar pensando que lo fundamental, lo más importante en la creación y transmisión de la música son los equipamientos tecnológicos. La savia de la música son las personas; desde los portadores tradicionales —el minero que la utiliza para disminuir la fatiga, el ordeñador que llama a sus vacas por medio del canto o el canoero que rema al compás de la música y la emplea para comunicarse con quienes permanecen en la orilla—–, hasta quienes desde un computador trazan nuevas rutas a la música electrónica y hacen de ella su vida, el DJ que produce mezclas y propuestas insólitas, el grupo de barrio que se une para contar cantando lo que vive en su cotidianidad, o las comparsas musicales que dan vida a festejos y carnavales.
Podemos afirmar que los pobladores de América antes del descubrimiento, tenían sus músicas y sus instrumentos desde sus posibilidades técnicas y sus propias búsquedas sonoras; que luego, a partir de la invasión europea a nuestro continente , llegaron las músicas de los españoles y con ellas las músicas de Arabia y de otras regiones de Europa, y que detrás de la inhumana esclavitud los negros trajeron sus propias maneras de expresarse musicalmente. Así, vimos nacer múltiples culturas musicales mestizas que nos caracterizan y nos identifican.
Pero la mezcla no termina allí, todos los días desde entonces se producen encuentros y desencuentros entre una tendencia y otra, entre sonidos y tímbricas particulares, dando como resultado múltiples propuestas que igualmente se siguen mezclando. Colombia —y toda la América Latina y el Caribe— es privilegiada por la riqueza cultural musical ligada al desarrollo de su historia híbrida. Para poner algunos ejemplos, podemos mencionar a personas como Totó la momposina, Petrona Martínez o el Grupo Cimarrón que interpretan músicas tradicionales; Carlos Vives, que aporta nuevas expresiones que dialogan con lo tradicional; Juanes, Chocquibtown, Aterciopelados o J. Balvin que desde las músicas urbanas recrean las mezclas que se siguen combinando; o Shakira como cantautora de música popular comercial… todos ellos representan a Colombia en el mundo.
Cada una de esas tendencias, de esos estilos musicales, tienen un sabor propio y son materia valiosa para nuevos compositores, danzarines, teatreros y para los estudiantes de música, no solo por su belleza y originalidad (porque marcan diferencia) sino porque reflejan el rostro y la historia de cada pueblo, de cada comunidad y desde allí contribuyen a la construcción de sentido de pertenencia, autoestima individual y colectiva, aportando a la vez al desarrollo de la industria cultural particular.
Pero es necesario identificar cada uno de estos prototipos. Para ello el desarrollo de las ciencias humanas y sociales y la musicología encontraron un camino que se conoce con el nombre etnomusicología. Esta disciplina se ocupa de estudiar la relación entre la música y la totalidad de la cultura; es decir, explica cómo se relaciona la música con la antropología, la historia, la sociología, las comunicaciones, la economía, la política, entre otros campos del conocimiento. Estamos hablando entonces de un diálogo inter y transdisciplinario permanente.
Hacer investigación etnomusicológica es hacer visible el compromiso inaplazable que ayuda a comprender, revalorar y redimensionar las expresiones musicales locales y regionales y a sus portadores; es dar relevancia al significado, valor histórico, social y estético que estas músicas poseen, y es posibilitar el aprovechamiento del potencial cultural que ellas representan.
Veamos un poco y por partes lo que hacemos, lo que hemos logrado, cómo lo hacemos y qué dificultades hemos encontrado en el camino de constituir y consolidar un grupo de investigación sobre músicas regionales en Colombia.
Líneas de investigación y otros compromisos
El grupo ha concentrado su atención en cinco grandes direcciones o líneas de investigación:
1. Músicas indo y afroamericanas. Buscamos comprender cómo están construidas y qué valor simbólico tienen las expresiones musicales propias de las comunidades aborígenes y afrodescendientes colombianas.
Pudimos grabar y traducir canciones antiquísimas de la comunidad indígena Embera Chamí de Cristianía (Jardín, Antioquia), reproducir algunos de sus instrumentos representativos, relacionar ese patrimonio con el modo de vida de ese pueblo e identificar su sistema musical. Actualmente algunos maestros y músicos aprecian mejor su patrimonio y lo recrean ocasionalmente como elemento de identidad. Varios artistas urbanos han re-creado y divulgado melodías y elementos característicos de la cultura Embera-Chamí en diversos lugares y escenarios.
Nos acercarnos al romancero tradicional y a cantos rituales que durante siglos han apropiado y transformado las comunidades negras en la cuenca del río Atrato, (Antioquia-Chocó). Actividades de recuperación y acompañamiento psicosocial, la grabación de un casete y la edición de un folleto didáctico que se entregó a músicos, líderes y maestros de la región, un taller literario orientado a jóvenes de Quibdó, la producción artística y académica de un disco-libro y más de 25 conferencias-concierto en diversas ciudades colombianas han sido mecanismos utilizados por el grupo de investigación para hacer circular en el país y fuera de él los conocimientos adquiridos.
2. Música, identidad y cambio cultural. El grupo se ha propuesto identificar, explicar y considerar las condiciones culturales de las expresiones musicales mestizas, urbanas y rurales, propias de diferentes grupos humanos, en diversas localidades y áreas culturales del país. A partir del estudio de la música en sectores de población específicos, buscamos contribuir a la comprensión de los procesos de cambio cultural y al encuentro de oportunidades que favorezcan un modelo de desarrollo humano integral, incluyente y solidario.
Logramos documentar y reconstruir la memoria de representantes destacados de las expresiones culturales musicales de distintas regiones de Colombia, especialmente de los Andes, la costa Pacífica y el Caribe; hemos profundizado en la descripción de diversos géneros musicales como el abozao, el son chocoano, el valseado y otras expresiones andinas, además de aproximarnos a la música parrandera paisa. Asimismo, hemos ahondado en la historia y desarrollo de diversos tipos de agrupaciones portadoras de músicas de tradición popular, como el trío instrumental andino, las estudiantinas, el grupo de chirimía antioqueña, las bandas de vientos y el formato de gaitas largas. Pudimos acercarnos a fenómenos musicales urbanos como el rock en la ciudad de Medellín. De igual manera, el grupo produjo tres estudios diagnósticos, referidos a la dinámica propia de algunos concursos musicales andinos, a las políticas culturales del Plan Departamental de Bandas de Antioquia y al aprovechamiento de nuestro patrimonio musical por medio de la Radio de Interés Público (emisoras culturales) en el departamento.
El impacto de esta línea se concreta mediante la publicación de materiales especializados sobre la vida y obra de compositores e intérpretes destacados como Jesús Zapata Builes, Luis Uribe Bueno y los hermanos Castro Torrijos; en la descripción y análisis de géneros musicales tradicionales, puestos al servicio de la academia y del desarrollo de la música en Colombia; a partir de hacer visible el fenómeno del cambio cultural musical en ambientes urbanos contemporáneos y explicar su incidencia en lo económico y lo político —por ejemplo— o mediante la evaluación de políticas culturales; de igual manera, al actuar en los ámbitos local, nacional e internacional como jurados en eventos y concursos de méritos, tanto académicos como artísticos.
3. Música-educación-cultura. Asumimos el compromiso de construir con las comunidades locales portadoras y con la sociedad, dinámicas educativas y etnoeducativas de desarrollo social y cultural. Ello ha obligado al grupo a diseñar herramientas y estrategias pedagógico-musicales que favorezcan la sana constitución de identidad en diversos contextos que van desde lo local hasta lo nacional; a prestar servicios de consultoría y asesoría y a contribuir al desarrollo de expresiones artísticas a partir de las músicas regionales.
Entre los logros de esta línea de investigación se destacan: el diseño de propuestas pedagógicas referidas a las músicas de tradición popular de distintas regiones de Colombia; el fortalecimiento de la comunicación entre líderes y actores culturales, intérpretes e instituciones de formación artística y cultural, en una perspectiva de afianzamiento y circulación de tales manifestaciones y del conocimiento en torno a ellas.
Del trabajo realizado se derivan diversos efectos: la publicación de material especializado en pedagogía musical y repertorios específicos (partituras y grabaciones de audio); desarrollo de un evento anual de impacto regional relativo a las cuerdas tradicionales colombianas (17 versiones); asesoría al Plan Nacional de Música para la Convivencia (escuelas de música tradicional, 2003 a 2009; bandas y coros 2008 a 2009; lineamientos de investigación 2010-2014); la realización de cursos dentro del pregrado en música de la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia y la inclusión de módulos especializados en programas de posgrado; la asesoría y la evaluación de tesis de pregrado y posgrado y el diseño y la práctica de estrategias pedagógicas para la comunidad en general (conferencias-concierto, taller de devolución de resultados y la formación personalizada que da el grupo a cada nuevo integrante).
4. Archivos de músicas regionales: problemática y perspectivas en América Latina. El objetivo de esta línea de trabajo, concebido como propuesta inter y transdisciplinaria, consiste en apropiar, diseñar y desarrollar métodos y herramientas científico-técnicas que garanticen el manejo adecuado de información. Este esfuerzo de proteger la memoria escrita y audiovisual consiste en compilar, clasificar, evaluar y catalogar documentación referida a las músicas tradicionales y populares de Colombia, América Latina y el Caribe, incluidas las llamadas "Músicas del mundo". Además, salvaguardar dicho patrimonio documental, sistematizar y automatizar el manejo de la información y poner en ejecución estrategias de devolución y aprovechamiento social del mismo, empleando alternativas viables, pertinentes y de largo alcance, dentro de un contexto contemporáneo de interacción global.
Entre los logros obtenidos figuran el diseño y puesta en funcionamiento de bases de datos especializadas para el registro y ordenamiento de las colecciones de audio, partituras e información escrita pertenecientes al Fondo de Investigación y Documentación de Músicas Regionales adscrito a la Facultad de Artes, Universidad de Antioquia; el diseño de una herramienta web que favorezca la circulación de la producción editorial-musical del país y la asesoría que presta el grupo a la Fonoteca Departamental de Antioquia (2011- 2013) en el diseño de la base de datos, organización y catalogación de su colección sonora.
Como resultados positivos señalamos los siguientes: haber promovido la reflexión y la experimentación relativas a la construcción científico-técnica de archivos musicales en Colombia, ofrecer al país un modelo de base de datos especializada en músicas tradicionales y populares, y la fundación y construcción del Fondo de Investigación y Documentación de Músicas Regionales en la Universidad de Antioquia (1996 a la fecha).
5. Interacciones música-danza en las culturas tradicionales y populares de Colombia. Su objetivo consiste en explorar las relaciones música-danza que presentan las expresiones regionales y populares de Colombia en sus diversos aspectos: cuerpo, sonido, espacio, tiempo, expresión y contexto histórico y cultural. Abordar posibilidades respecto a su proyección escénica y artística.
Logros: haber apoyado el surgimiento de una línea de investigación en este campo, orientada a la construcción del conocimiento de las relaciones música-danza-cultura, y su aplicación desde la universidad pública.
Además de las líneas de investigación, el grupo ha asumido dos actividades estratégicas: El Fondo de Investigación y Documentación de Músicas Regionales y el Concierto Encuentro de Cuerdas Tradicionales Colombianas.
El Fondo de Investigación y Documentación de Músicas Regionales. Consciente de la necesidad de consolidar un espacio para la reflexión, el intercambio de conocimiento con pares nacionales e internacionales, y de posibilitar una devolución permanente a la comunidad, el grupo propuso a la Universidad de Antioquia la creación de una unidad de información especializada, destinada a la recepción, cuidado, ordenamiento, estudio y divulgación de material relacionado con las culturas musicales regionales. Gracias al registro de las colecciones en las bases de datos, la información va estando disponible para la consulta de investigadores, estudiantes, educadores, comunicadores y público en general. Actualmente se presta el servicio de consulta en sala.
Este macroproyecto opera bajo la orientación del grupo, fue concebido en tres etapas y su desarrollo científico-técnico implica varias disciplinas, a saber: etnomusicología, estudios culturales y desarrollo tecnológico en los campos de la informática, la bibliotecología y la archivística. A la fecha se han desarrollado las dos primeras etapas.
El fondo se consolida, desde sus archivos y sus servicios, como espacio privilegiado para la investigación. Grabaciones de campo, transcripciones musicales, análisis etnomusicológicos de obras de tradición popular, obras y arreglos originales de destacados compositores y músicos, archivos de coleccionistas, músicas de los cinco continentes y documentación bibliográfica, entre otros, se consolidan como hecho cierto desde el cual es posible pensar y crear nuevos conocimientos desde la música.
Desde el año 2003, el grupo acoge el Concierto Encuentro de Cuerdas Tradicionales Colombianas, evento que desde 1995 se realizaba anualmente en la desaparecida Escuela Popular de Arte de Medellín. Este se establece como una posibilidad de intercambio entre intérpretes y agrupaciones musicales dedicadas a la práctica de las cuerdas andinas en la ciudad y en el departamento de Antioquia. Se trata de un certamen artístico, didáctico y cultural no competitivo; un encuentro amistoso como su nombre lo indica, que sirve como eje para la difusión y el desarrollo de estas prácticas musicales en la región y que, además, genera espacios de recreación y convivencia ciudadana en torno a expresiones musicales propias de Colombia. Más de cien agrupaciones han enriquecido hasta hoy la dinámica propia de este evento.
Cómo hacemos nuestro trabajo y qué vamos logrando
Desde la fundación, en 1991, hemos adoptado criterios que fundamentan hoy la misión del grupo y que definen su quehacer en la práctica cotidiana.
Criterios que han regido el quehacer del grupo 1. Lo más importante en cualquier actividad, trabajo o proyecto que emprendamos son las personas. Por esa razón seleccionamos cuidadosamente el personal que viene a trabajar al grupo. Voluntad de superación, transparencia, honestidad, disponibilidad y calidad de trato son criterios innegociables. Así seleccionamos a los integrantes:
Investigadores y estudiantes en formación: según su desempeño en los cursos de Etnomúsica I y II (interés real por las músicas regionales, rendimiento académico, calidad humana, capacidad crítica, responsabilidad) y perfil de investigador. Cumplidos estos requisitos, los estudiantes interesados deben manifestar su voluntad de formar parte del grupo, solicitud que la dirección analiza según necesidades, perfil del candidato, capacidad operativa del grupo para garantizar asesoría personalizada específica (alimentación de bases de datos, digitalización de partituras, transcripción musical y análisis musicológico, entre otras actividades). El aspirante se somete a un período de prueba, usualmente de un año, en el cual se compromete a cooperar voluntariamente durante algunas horas semanales en las actividades previamente acordadas; en dicho período recibe asesoría particular y se hace evaluación conjunta de su desempeño durante ese tiempo.
El personal auxiliar: la selección se ha hecho siempre en forma personalizada mediante convocatoria pública, estudio de las hojas de vida, entrevista a cargo de uno de los investigadores con mayor experiencia, prueba técnica, calificación y selección del aspirante en orden prioritario
2. Comunicación horizontal, oportuna y directa. Aprender a decir lo que sentimos y pensamos es, y seguirá siendo, un reto permanente y un aprendizaje cotidiano. Verdad, respeto y confianza son condiciones indispensables para construir un espacio de trabajo agradable, sano y productivo. Insistimos en llevar a la práctica los principios de igualdad de derechos y diferencia de roles y de funciones; además, establecemos normas claras respecto a horarios, uso de equipos, materiales, etc., condición indispensable para el buen funcionamiento del colectivo y de la tarea investigativa.
3. Circulación del conocimiento y cooperación entre los integrantes del grupo. Transmitir el conocimiento a quien lo requiere y se compromete con su propia cualificación significa "enseño lo que sé a quien lo necesita"; y este ha sido un compromiso de grupo: formar personas para la vida y para el país. Además, los resultados de cada proyecto se someten a la crítica de todos los miembros del grupo antes de ser publicados, hecho que garantiza mayor profundidad, amplitud de perspectivas y calidad de la producción.
4. Toma de decisiones colegiadas. Desde un comienzo constituimos un grupo de dirección; inicialmente lo integrábamos quienes fundamos el grupo en 1991, luego invitamos a dos investigadores con experiencia, y recientemente a la bibliotecóloga que está al frente del fondo documental: compartimos la información, analizamos las condiciones, posibilidades y riesgos y tomamos decisiones colectivamente.
5. Responder a realidades y necesidades concretas de las comunidades y del país, tanto en lo que atañe a la elección de los temas objeto de investigación, como al tipo de metodología empleada —según cada caso—, a los resultados esperados, a los compromisos pactados y a las estrategias de divulgación. Por estas razones, la pertinencia se asume como criterio de primera importancia.
6. Garantizar asesoría de óptima calidad cuando el grupo tiene que incursionar en campos nuevos o que involucran conocimientos y experticias en los que carecemos de la trayectoria requerida: innovación tecnológica, áreas técnicas, jurisprudencia relativa al manejo de derechos autorales y conexos, por ejemplo.
7. Comunicabilidad, es decir, escribir o hablar sencillamente y de tal manera que el discurso sea comprensible y atractivo, pero buscando siempre la objetividad y el rigor que se exige a la producción científica o técnica.
8. Calidad de los productos, que puedan llegar a ser competitivos en un mundo globalizado. Esta aspiración, legítima por demás, ha tropezado frecuentemente con limitaciones financieras y administrativas que impiden la provisión del recurso humano y tecnológico requerido (estudio de grabación de audio y video, diseño, diagramación, condiciones litográficas, entre otras).
9. Circulación y apropiación social del conocimiento. Nuestra doble condición de docentes-investigadores nos compromete a servir de puente entre la sociedad en general y la academia. En todos los casos y por distintos medios (docencia directa, charlas, ponencias, conferencias-conciertos, publicación de folletos didácticos, artículos, libros, casetes, discos, multimedia, programas radiales y televisivos), el grupo se ha propuesto difundir los resultados de sus investigaciones en dos ámbitos bien definidos:
— Entre los portadores de cada hecho investigado y las comunidades afines, con el propósito de que los mismos protagonistas de expresiones musicales locales revaloricen sus prácticas, las sepan reapropiar y aprovechar en beneficio propio y de la comunidad, de tal manera que ello contribuya a fortalecer su propia autoestima, su identidad social-cultural y el sentido de pertenencia a su lugar de origen y al país.
— En espacios más amplios, buscando impactar los niveles departamental, regional, nacional e internacional. Hemos privilegiado, entonces, los campos de la educación formal, informal y no formal, así como el desarrollo de la creatividad y la recreación artística referida a las diversas manifestaciones musicales, tradicionales y de nuevas expresiones enraizadas en ese patrimonio de largo aliento que han ido construyendo las comunidades a través de los años. Y como resultado de las dinámicas antes descritas, se han abierto espacios en los ámbitos académico —investigación y docencia— y del espectáculo y la industria cultural como extensión a la comunidad.
Hemos utilizado diversas metodologías, según las exigencias del tipo de investigación ( básica o aplicada, de carácter cualitativo o cuantitativo), según la naturaleza de las comunidades involucradas y de los objetivos y compromisos establecidos. La metodología de investigación-acción participativa, sus postulados y algunas de sus herramientas han facilitado la tarea del grupo, de modo que ha podido favorecer la reflexión compartida en torno a situaciones problemáticas, la autocrítica, la autovaloración y la identificación de posibilidades concretas de transformación de la realidad.
Dificultades
La investigación —como cualquier empresa que se asuma intensa y vitalmente— depara profundas satisfacciones pero también conlleva grandes retos y dificultades que, en múltiples ocasiones, se deben a las condiciones propias del medio dentro del cual transcurre la tarea investigativa. Indiferencia, incomprensión, incluso deslealtad, son obstáculos frecuentes; sobrecarga administrativa que consume un alto porcentaje del tiempo contratado, de la energía y de la capacidad productiva de los investigadores; asignaciones de jornada laboral a todas luces insuficientes respecto del tiempo real comprometido; normatividad universitaria vigente, que podría aprovechar el recurso humano representado en investigadores de excelencia —hoy vinculados bajo la modalidad de cátedra—, para que lideren proyectos, se fortalezcan los grupos y se potencie la investigación desde la Universidad de Antioquia. O conseguir los recursos económicos para publicar, tarea que siempre ha sido ardua para el grupo.
Sin embargo, y a pesar de las dificultades, investigar, producir conocimiento y contribuir a que mejoren las condiciones de vida —y para el caso nuestro las condiciones culturales— se convierten en un compromiso apasionante: compromiso con uno mismo, compromiso con la vida, con el grupo y con el país.